jueves, 21 de enero de 2010

Sínrome de Estocolmo

Leo lo que pone en Wikipedia sobre el ex presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide:

En su tercera presidencia de 2001 a 2004 (segunda constitucionalmente hablando), realizó un giro hacia una política izquierdista (con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y acercamiento a la Venezuela de Hugo Chávez) lo que le granjeó la antipatía de Estados Unidos y algunos sectores del país apoyados por el secretario para asuntos latinoamericanos Otto Reich. (...)

El 29 de febrero de 2004 Aristide es derrocado y trasladado a sudafrica, haciendo ver como que el Presidente Aristide había renunciado, su cargo como presidente lo toma Boniface Alexandre . Éste solicitó a Naciones Unidas su intervención con el envío de una fuerza militar multinacional (MIFH) integrada por efectivos de Estados Unidos, Francia, Canadá y Chile, con el fin de evitar una masacre nacional, motivada por el descontrol y violencia imperantes. El 30 de abril, al cumplirse el límite de su mandato, esta fuerza sería sustituida la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), la que se sigue desarrollando hasta el día de hoy.

Sobre la salida de Aristide existe hasta hoy gran controversia. Sus partidarios y también -en general- los sectores vinculados a la izquierda, califican los acontecimientos del 29 de febrero de 2004 como un secuestro perpetrado por grandes potencias imperialistas, en contubernio con la derecha haitiana y los ex militares. De esta manera, Aristide habría sido obligado a abandonar su cargo y llevado a la fuerza fuera del país. Otras fuentes indican que la salida de Aristide fue una consecuencia inevitable de su errático proceder, a partir de su segunda mandato presidencial.


Si ni siquiera los haitianos se pueden gobernar a ellos mismos, si desde hace siglos están amordazados por el yugo del opresor occidental, que les da y les quita arbitrariamente lo que le conviene, ¿qué podemos esperar de su reacción ante semejante catástrofe?

Ahora, los mismos que mantienen a este país en el anonimato y le nigunean en la esfera internacional se erigen como porteadores de la solidaridad. Seguimos germinando en el subconsciente de la población haitiana el Síndrome de Estocolmo. El mismo que nos salva es el mismo que nos oprime. Gracias.

Llegamos tarde y mal, como a todos los problemas de los países del Sur, incapaces de ser comprendidos desde Occidente si no es a través del prisma del beneficio económico.

miércoles, 11 de febrero de 2009

La metamorfosis del calor

Ha cambiado completamente. Al fin lo consiguió.
Estuvo meses transformándose, creándose de nuevo a si mismo. No queda nada de lo que era.
El proceso de metamorfosis fue duro, porque supuso crear una nueva vida del día a la mañana.
Pero ese día se levantó de la cama contento como nunca lo había estado a horas tan tempranas y afrontó su primer día feliz de poder ofrecer una imagen depurada de sí mismo. Como si acabase de salir del incómodo tarro de cristal en el que habitó durante meses, sentía los músculos entumecidos y sus movimientos eran tan torpes que apenas acertaba a ponerse las gafas. Debía tener cuidado, pues algunas cicactrices de la operación de la cara aún no se habían cerrado del todo, pero era dueño absoluto de sus movimientos, al contrario de lo que le predijo el doctor antes de la metamorfosis. "Será de las ganas que tenía de ser yo mismo", se dijo.
Todo lo que había hecho antes lo había hecho mal, pero de eso ahora ni se acordaba. Durmió en la misma cama en la que se propuso dormir el resto de sus días, desayunó temprano viendo en la tele un programa que no sabía ni que existía, y tras la ducha se puso por primera vez en su vida un albornoz. Comezó utlizar su nuevo móvil. El primer contacto que introdujo en la agenda fue él mismo, a quien denominó "yo", y le llamó para asegurarse de que comunicaba. "No hay otro yo", pensó, "sólo yo". Por fin salió a la calle, bien pertrechado con gabardina, bufanda y gorro, que además de abrigarle contra las frías corrientes que se arremolinaban en su calle en invierno le servían para no desvelar su nueva identidad.
Cuando dobló la esquina de la calle Ancha, sintió un rayo de sol que caía violentamente sobre su nariz. Sintió su calor como si le estuvieran apuntando con una lupa gigante desde arriba, y asustado, se quedó sin respiración, completamente paralizado.
Cayó al suelo y quedó tendido sobre la acera recibiendo toda la luz del Lorenzo. Y al sentir el calor direntamente en su piel, solo quiso volver a ser incinerado.

lunes, 9 de febrero de 2009

Periodismo


Quiero que el Periodismo se me muestre realmente tal y como es. Quiero que me aclare un par de cosas, y que me diga, por favor, que no es sólo cortar y pegar, que no se trata sólo de agradar a los anunciantes, que no es otra ficha corrupta del juego de poder.

Quiero que un día me llegue desnudo, sin arrastrar lotes de vajillas de diseño ni cds de Beethoven, sin conciencias recarcomidas por ideologías de quita-y-pon, y que me mire a los ojos y reconozca que sí, que es pobre y que lo único a lo que aspira es a prestar un servicio honesto a la sociedad. Que no va a vender su alma.

Y ese día me dará asco, asco y pena, lo mismo que ahora. Pero al menos habrá sido sincero.

martes, 1 de abril de 2008

Blogeros desengañados

Ya he encontrado la excusa perfecta para dar una salida más o menos creíble a mi dejadez a la hora de actualizar este blog.

Diez razones para no crear un blog

lunes, 10 de marzo de 2008

Fatih Alkin

Leo ayer en El País:

<< Fatih Akin (Hamburgo, 1973) habla y no para al otro lado del teléfono desde su ciudad natal. Va pespunteando las frases rápidas y la voz grave con la coletilla “¿no?” (“ne?”, en alemán), una música interior que le brota sin control, como si buscara siempre la aprobación del interlocutor o le dejara vía libre para apostillar sus ideas, matizar y aportar sus historias. Sí, dirá luego. No es hablar, sino escuchar lo que a él más le gusta. Atender a las vidas ajenas, empaparse de ellas y construir después las situaciones al límite de sus personajes, aquí y allá, en Alemania y en Turquía, tal como muestra en sus obras. “Siempre me interesaron los outsiders, aquellos que están fuera del camino habitual; tengo simpatía por las prostitutas, los homosexuales, los negros, los indígenas, los parados, los borrachos, los noctámbulos, los sin techo, los sin papeles, los sin nada, todos esos seres que están siempre ahí, al lado de uno, ¿no?”. Así sucedía en Contra la pared, una historia de amor cruda, contundente, con una música atronadora; una inmersión sin concesiones en la opresiva vida de una mujer turca de y en una familia tradicional. “Pero no es de esa violencia tan explícita, yo no soy fan de Tarantino”, puntualiza. Y así sucede ahora con Al otro lado, un cruce de geografías existenciales más llevadero que su filme anterior, pero igual de desasosegante. Seis personajes de dos generaciones que habitan mundos paralelos entre Europa y Asia y, en un puzzle azaroso (contado en vaivén, al estilo de 21 gramos, un guión de su admirado Guillermo Arriaga), la muerte de unos va condicionando el renacer y el crecer de los otros, que los añoran, los lloran, hasta los perdonan. “Me fascinan las relaciones humanas, no sólo las sexuales, me refiero a todas, a su conjunto, a cómo se establecen, lo que provocan y representan”. Lo que atan e implican. Una fuerza tan poderosa como la propia pasión por la vida, por hacer las cosas. “Cuando una persona lucha apasionadamente por una causa se vuelve sexy”. (...) Las dos obras citadas son la primera y segunda parte de una trilogía que Fatih Akin dedica al amor, la muerte y el mal. Ése es el título: Liebe, tod und teufel. ¿Y por qué tres filmes? “Son indisociables. Con uno solo no alcanzaba a contar todo lo que quería contar. Y porque yo aspiro a dedicarme largo tiempo a hacer cine, que es mi pasión… Desde los ocho años sabía que sería director”. Y sí. Porque ve cine a diario y tiene una colección de DVD amplísima. Porque en su conversación borbotean las referencias a sus modelos (Scorsese, Güney, Fassbinder, Coppola, Wilder), a sus obras más gustosas… Y porque quiere ilustrar con la mayor precisión posible esa ecuación de tres factores, tres vértices, que conforman, dice, al ser humano. “El amor, que es todo, paciencia, tolerancia, entrega. El mal, que es justo lo contrario: ignorancia, racismo, poder… Y en medio, la muerte, no como final, sino como ruptura y transformación; la intermediaria; ese dualismo vertiginoso; el espejo que hace que todo lo positivo pueda convertirse en negativo y viceversa”. Una balanza que se inclina constantemente de un lado a otro. “Si hay guerras en el mundo”, explica, “es por eso, porque el hombre no ama lo bastante al prójimo. El fracaso del intermediario, ¿no?”. >>


Me encanta este artículo, un 10 al protagonista, el director alemán Fatih Alkin, y otro para la periodista Lola Huete Machado. No soy de fijarme mucho en los autores de las informaciones, pero esta vez se ha hecho necesario. Ojalá a mi, en un futuro, me toque entrevistar a tipos tan sumamente interesantes como este director, y sobre todo, ojalá pueda transmitir la información con tan buena praxis. Sutilmente enlaza la periodista las citas con más jugo, y con mesura, efiacia y sobriedad da forma a un discurso difícil por lo profundo que resulta, sin caer en el lenguaje recargado y las excentricidades en que podría derivar, por ejemplo, si lo pusieran en mis manos. Menos mal que aún me queda mucho por aprender...

Recalco algunas cosas, pero hay una frase que me llega un poco más al alma que las demás: "El amor es todo paciencia, tolerancia, entrega". Si me pidieran describir el amor en tres palabras, creo que nunca sería capaz de hacerlo mejor que este hombre, el tal Fatih Alkin.

El caso es que tengo la película Contra la Pared descargada desde hace tiempo. No me habían entrado ganas especialmente fuertes de verla hasta que no leí, ayer, este genial artículo. Me sentí atraído (intelectualmente hablando) por este hombre , no sólo por lo interesante de lo que dice, y por la eficacia con la que retrata valores tan difíciles de definir como el amor, el mal o la muerte, sino porque además es alemán de origen turco -una minoría muy presente aquí Alemania-, habla de outsiders -una palabra a la que le tengo especial cariño-, y menciona al siempre sobresaliente Guillermo Arriaga, guionista de 21 Gramos. Me está cayendo bien el tipo este...

lunes, 28 de enero de 2008

Compases que hacen sentir

Tiempo de exámenes, trabajos, 'referats'. Tiempo de estudio. Tiempo de agobio.

Y tiempo también, por mi parte, de una sana dosis de meditación. En casa, pensando.

Y emocionándome con la música.

Radiohead - All I need

miércoles, 16 de enero de 2008

El sino de los blogs

He tenido que venir a parar a Alemania para desarrollar una adición peligrosa por los blogs. Resulta curioso: todo viene por una de las asignaturas que me toca cursar este año, llamada Neue Öffentlichkeit im Internet: Wikis und Weblogs, y que trata sobre eso mismo, los wikis y los weblogs. Antes leía de vez en cuando algunos blogs, como el de Periodistas21, pero ahora me trago sesiones de mañanas enteras, como una abuela viendo culebrones, surfeando entre bitácoras de todo tipo. Es un vicio que, como todos, no parece demasiado sano. Pero hace pensar a uno sobre el buen futuro que se le augura a los llamados medios sociales: el hecho de que todo el mundo pueda expresarse libremente y ser leído, sin apenas mediación externa, y que sea el público libremente el que otorgue con sus visitas la relevancia real de ese blog. La revolución en internet empieza y termina los propios usuarios. Es, sin duda, el medio más democrático que ha existido nunca.

El blogger es el blogger, se representa a sí mismo, y no al medio, como ocurre con los periodistas en los medios tradicionales. Un periodista en El País tiene pocas probabilidades de ganar prestigio gracias a sus méritos personales, por ejemplo gracias a un atractivo enfoque de la realidad. Para llegar a ese punto influyen otros factores, méritos al fin y al cabo, pero de otra índole: el amiguismo, hacerle la pelota al jefe, o venderte ante algunas decisiones. Entonces podrás verter una opinión que muchos lectores adoptarán como norma de fe. Sin embargo, el éxito del blogger depende de sí mismo, de sus propios méritos, de saberse pormocionar a través de la red. Ante el blogger está la inmensidad de internet, y sólo depende de él el poder abrirse camino entre los mejores.

Si bien Internet es poco fiable para muchas cosas, en este caso otorga una visión más cercana y fiable del individuo.

Ahora me quiero unir yo también a esta corriente de interactividad social que se da en la web creando un blog. Estoy ilusionado, pero no olvido mi realidad: soy poco constante.

Algunos blogs que habían adquirido un cierto peso entre la comunidad de internautas se retiran, como es el caso de Basteiro o de Chica con falda roja. Dan síntomas de agotamiento, aluden no aportar nada nuevo y se autocritican por caer en el bucle de la rutina. Como dice el primero en su blog, las bitácoras nacen, se desarrollan y muere. Hay que ser muy bueno para mantenerse entre las referencias de la opinión periodística en Internet, para no decaer ante los internautas que te visitan cada día.

Este blog tiene escrito su destino, y acabará muriendo como ellos. Seguro. Mientras, disfrutemos de lo que hay.